Una expresión en castellano muy utilizada para indicar un cambio radical en una situación es «dar un giro de 180 grados». En efecto, cuando un objeto que se mueve a lo largo de una circunferencia realiza un giro de 180 grados, se sitúa en la parte opuesta, en el punto más alejado posible del que estaba inicialmente (A -> B).
Además, si el cuerpo gira alrededor de sí mismo, un giro de 180 grados implica que su posición final será justo la contraria de la inicial: si miramos al Norte y giramos 180 grados, miraremos al Sur.
Hasta aquí, todo correcto. Sin embargo, hay personas que para exagerar la magnitud de un cambio, no dudan en decir…
Ha dado un giro no de 180 grados, sino de 360
Pues muy bien: lo que sea, haciendo semejante giro, se ha quedado donde y como estaba: no ha habido cambio ninguno. Cuando algo gira 360 grados, efectúa un giro completo, y vuelve exactamente a la misma posición y en las mismas condiciones iniciales.
Es decir: estábamos en A y al final, seguimos estando en A. O estábamos mirando al Norte, hemos dado un giro de 360º y… ¡seguimos mirando al Norte! Un cambio radical, efectivamente 🙂
Ejemplos reales sacados de Internet
Incluso en periódicos «serios» encontramos semejante aberración lingüística. Por ejemplo:
Blog sobre un caso médico: http://todosobremipais.com/kyara/5septiembre.html (EL ENLACE DEJÓ DE FUNCIONAR)
Reportaje de la revista de toros de Las Ventas: http://www.las-ventas.com/r_taurodelta/22/reportaje.pdf (EL ENLACE DEJÓ DE FUNCIONAR)
Periódico «El País», de Uruguay: http://http://www2.elpais.com.uy/10/04/13/predit_482217.asp (EL ENLACE DEJÓ DE FUNCIONAR)
Consejo
Que nadie se las quiera dar de listo: si la expresión habla de dar un giro de 180 grados, que nadie diga 90 ni 360. Corremos el peligro de estar metiendo la pata y que alguien nos lo recrimine, o peor aún: que no nos digan nada y quedemos en la memoria de ese alguien como un inculto orgulloso de serlo.
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